Por Héctor Miranda
Puerto Príncipe, 14 may (PL) La presencia de Haití en la gran prensa cede cada vez más espacio y el país caribeño solo aparece en los medios como relleno porque el protagonismo se lo llevan otros.
En las últimas horas, el actor estadounidense Sean Penn recibió un castigo de 300 horas de trabajo comunitario, y, como el ganador del Oscar al mejor actor en 2009 por Milk se encuentra en esta capital, entonces salió a relucir el nombre del país, el terremoto de enero, la necesidad de ayuda y algunas cosas más.
Penn, de 49 años de edad y dueño de otro Oscar por Mystic River, golpeó a un fotógrafo en una rodilla y el tribunal del estado de California que lo juzgó, le permitió cumplir su condena en suelo haitiano.
Al mismo tiempo, sale a la luz el pedido de condena a una misionera de Estados Unidos que pretendió sacar 33 niños de manera ilegal de Haití.
Laura Silsby se llevaba a República Dominicana a 33 pequeños con la intención de abrir un orfanato y guarda prisión desde el 29 de enero pasado, en tanto el referido tribunal haitiano pide para ella seis meses de encarcelamiento. Solo seis meses, que comenzarían a contar desde que ingresó a la cárcel.
Unos toreros españoles realizaron una encerrona, cuyos fondos serían destinados a los damnificados del sismo en Haití y la prensa del país ibérico también se hace eco de su trabajo, incluso hasta de la escasa presencia de público.
Pero de las necesidades del Haití real, de la capital destruida, de las personas que duermen a la intemperie, de los miles que necesitan con urgencia un empleo o una vivienda, poco se publica.
Y encima de eso, las fabulosas cifras prometidas en la reunión de donantes de finales de marzo en Nueva York siguen sin aparecer.
Hasta el momento, solo Brasil dio un paso adelante y puso a disposición de los haitianos 55 millones de dólares para el Fondo de la Reconstrucción del país.
De esa suma, 15 millones pasarán directamente al presupuesto del gobierno haitiano y los 40 restantes representarán el aporte de Brasil que prometió UNASUR en febrero, durante la cumbre en Playa del Carmen, México.
Sin embargo, los más de cinco mil millones prometidos por los donantes para los próximos 18 meses aún siguen en el limbo y hasta el presidente del Banco Mundial, Robert B. Zoellick, exhortó a cumplir lo prometido.
Zoellick exhortó a quienes dieron su palabra a favor de los damnificados del sismo y al fin asuman su compromiso e indicó que la entidad que dirige ha enviado una parte de los 500 millones prometidos.
Lo cierto, sin embargo, es que los damnificados continúan en la misma situación terrible causada por el movimiento telúrico.
Los campamentos de refugiados continúan igual, con malas condiciones sanitarias, sin que se vislumbre una salida al problema de las viviendas y menos al empleo.
En lugar de edificar, equipos de desmonte se encargan muy lentamente de remover escombros y el malestar se hace cada vez más evidente entre los miles de habitantes que abarrotan las calles de esta ciudad desde la salida hasta la puesta del sol.
Para colmo de males, las lluvias arrecian a medida que avanza mayo y la temporada ciclónica está cerca.
A estas alturas, según se manejó en los días posteriores al sismo, debían estar creados los refugios necesarios para proteger a los damnificados del terremoto, pero todo quedó en promesas.
De eso, sin embargo, casi nadie se acuerda, porque la gran prensa considera más importante la sanción a Sean Penn que las penurias de cientos de miles de personas.
arc/hm
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