10 de abril de 2010, 00:10 Por Héctor Miranda
Puerto Príncipe, 10 abr (PL) La demolición del Palacio Nacional de Haití continúa hoy, apenas unas horas después de que los habitantes de esta ciudad vieran con recelo como el más emblemático de sus edificios iniciaba su desaparición definitiva. El inmueble, considerado el más emblemático de esta capital y sede del poder político del país, colapsó como consecuencia del sismo que asoló la urbe el 12 de enero pasado.
Las primeras labores de demolición en la otrora residencia de los presidentes haitianos se iniciaron por la cúpula principal la víspera, mientras cientos de curiosos se asomaban a las cercas para observar como se desmoronaba.
Un par de máquinas poderosas se encargaron de destruir el domo de la edificación, considerada la obra más grande de la capital y del país hasta que el sismo la destruyó.
La demolición del Palacio Nacional forma parte del programa de reconstrucción de la ciudad, como consecuencia de la catástrofe, que le ocasionó al país 222 mil 570 muertos, 310 mil 928 heridos y 869 desaparecidos, según cifras oficiales.
Al mismo tiempo, un millón 300 mil personas quedaron sin vivienda y más de 766 mil fueron desplazadas a otras regiones.
El Palacio Nacional, diseñado por George Baussan, se comenzó a construir en 1914 y se inauguró siete años después.
La obra fue considerada una copia del parisino Petit Palais de Versalles, y se caracterizó siempre por su exquisita blancura.
Los alrededores del edificio estuvieron ocupados por edificaciones de principios del siglo anterior, entre ellas varios museos, pero la mayoría de ellas sucumbió también ante la potencia del movimiento telúrico.
Al frente se encuentra la plaza Champ de Mars, convertida desde el terremoto en un improvisado campamento de damnificados, los cuales viven hacinados hasta en la base de la estatua de Tounssaint Louverture, uno de los héroes de la independencia haitiana.
Muchos de los que transitan por los alrededores del Palacio, creen que se levantará de nuevo, volverá a tener el porte de antes, y aguardan porque algo similar ocurra con el país.
Jean Grenole, uno de los que observó con atención los primeros trabajos de demolición, cree que "Puerto Príncipe necesita de este edificio o de uno similar. Es un símbolo de nuestra cultura".
Para Alexander, uno de los habituales vendedores de bebidas en los alrededores, "es doloroso ver cómo lo destruyen, pero pasa como con los seres que queremos: a veces es mejor no verlos, que verlos sufrir".
Otros, entre ellos el pequeño Claude, creen que Haití tendrá un nuevo Palacio Nacional y la ciudad algún día se recuperará del sismo, aunque "tal vez nunca vuelva a ser la misma de antes" |
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