miércoles, 17 de marzo de 2010

Para evitar un nuevo desastre en Haití

EL PAÍS, TRIBUNA, JACQUES DIOUF 17/03/2010

Semanas después del cataclismo generado por el terremoto que mató a más de 220.000 personas en Haití, una nueva tragedia acecha a los haitianos a menos de que haya ayuda inmediata. El daño físico es rápidamente visible. Menos obvia, pero igual de real, es la amenaza de una crisis de alimentos causada por el colapso del sector agrícola.

Por lo tanto, la prioridad absoluta hoy es ayudar a los agricultores haitianos a que produzcan sus propios alimentos, equipando al menos 100.000 familias rurales con semillas, herramientas y otros insumos para la temporada de siembra de primavera que comienza este mes y genera el 60% de la producción nacional de alimentos. Otras 100.000 familias urbanas deben recibir ayuda para que produzcan vegetales frescos para su propio consumo.

Pero de los 70 millones de dólares EE UU que el llamamiento urgente de ayuda de las Naciones Unidas busca para las necesidades agrícolas inmediatas de Haití, sólo se ha recibido el 17% de los fondos.

Si los agricultores no pueden sembrar sus campos puede ser que abandonen sus granjas y se sumen a las filas de desempleados y desposeídos que ya se acumulan en la ciudad y en el campo, hacia donde ya han huido 500.000 personas.

Inmediatamente después del terremoto, la atención se centró -correctamente- en la ayuda alimentaria, el agua, la sanidad, los servicios médicos y en el refugio. Pero al ignorar la agricultura hoy ponemos en peligro la capacidad de los haitianos de alimentarse por si mismos el día de mañana.

Esto es más grave aún ya que la agricultura representa la mayor esperanza para un mejor futuro para el país. Haití tiene un enorme potencial, como lo demostró en el pasado cuando exportaba azúcar, café y otras cosechas.

Hoy ese potencial se puede dar una vez más y traer un renacimiento haitiano surgido de las ruinas del terremoto. Según el Banco Mundial, el crecimiento del PIB liderado por la agricultura es cuatro veces más efectivo a la hora de aumentar los ingresos de los extremadamente pobres que cualquier otro tipo de crecimiento.

El gobierno de Haití, junto con sus aliados de las Naciones Unidas y de otras agencias, han preparado un plan de 700 millones de dólares EE UU para impulsar la producción agrícola y los ingresos rurales, reparar la infraestructura y comenzar a rehabilitar un medio ambiente gravemente degradado.

Se requiere de un apoyo significativo de parte de los donantes de manera urgente para implementar este plan. De lo contrario, el país perderá una gran oportunidad para reconstruir su agricultura, que en 2009 creció en cuánto a sus cereales en un 14% con respecto a 2008, bajo el liderazgo del gobierno de Haití apoyado por la FAO.

Las agencias de la ONU con sede en Roma -FAO, PMA y FIDA- han establecido un Grupo de Trabajo Conjunto sobre Haití con el fin de aportar una respuesta firme y coordinada para ayudar al gobierno haitiano a restablecer la seguridad alimentaria. Pero Haití necesita un compromiso fuerte de los donantes para poner el plan en acción.

El camino hacia la seguridad alimentaria sostenible requerirá de una compleja combinación de esfuerzos regionales, multilaterales y de gobierno, con la participación necesaria de todos los actores, incluido el sector privado y la sociedad civil. Estoy convencido que un esfuerzo coordinado de todas las partes interesadas en invertir en la agricultura haitiana durante los próximos meses y años reducirá la pobreza y la inseguridad alimentaria.

Jacques Diouf, Director General de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO)

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