El tsunami de 2004 que afectó a India y, más recientemente, el terremoto que devastó Haití en enero pasado, reavivaron el debate sobre las modalidades de respuesta humanitaria internacional y los procesos de reconstrucción de los pueblos. ¿Acción humanitaria o injerencia económica y política?
>Bhubaneswar, capital del estado de Orissa (noreste de India), 24 de enero de 2010. Pasando rápidamente de puesto en puesto en la gran exposición nacional anual de artesanos, las parejas contemplan o compran las telas y los
saris producidos en los estados de la península. A la entrada de la vasta zona que ocupa el mercado, dos hombres despliegan una pancarta y un tercero reparte volantes. “
The people of Haiti needs your help” (1), puede leerse bajo el logo de la organización no gubernamental (ONG) Ananda Marga Universal Relief Team (Amurt), fundada en 1965.¿Cómo fue que la compasión por el drama haitiano llegó a las costas del Golfo de Bengala, a este inmenso país, tan alejado, tan diferente? Ocurre que ambas zonas tienen al menos un punto en común: el de pertenecer a regiones particularmente expuestas a las catástrofes naturales. En efecto, como Haití en 2008, Orissa padeció durante estas últimas décadas poderosos ciclones. El primero, el 28 de octubre de 1971, afectó a 6.000.000 de personas y mató a 6.000; el segundo, el 29 de octubre de 1999, provocó más de 10.000 muertos.