miércoles, 3 de febrero de 2010

"La UE necesita una política de ayuda humanitaria común"

ENTREVISTA: Catástrofe en Haití SORAYA RODRÍGUEZ Secretaria de Cooperación
EL PAÍS, MARIANGELA PAONE - Madrid - 03/02/2010 "Cuando recibimos la noticia de que había un terremoto en Haití cuyo epicentro estaba a quince kilómetros de Puerto Príncipe y que tenía una intensidad de 7,2 los que conocíamos el país nos estremecimos". Soraya Rodríguez (Valladolid, 1963) fue de los primeros políticos en llegar a Haití tras el seísmo del pasado 12 de enero. Ya había visitado el país en dos ocasiones. Como secretaria de Estado de Cooperación acompañó a la vicepresidenta del Gobierno, Cristina Fernández de la Vega, en su viaje al país y participó en las cumbres internacionales -en Santo Domingo y en Montreal- sobre la emergencia. Defiende la actuación de la comunidad internacional pero está segura de que, en Haití, los donantes se juegan su credibilidad.
Pregunta. En Montreal se habló de un plan de reconstrucción a largo plazo, cinco o 10 años. ¿Qué impresión ha tenido en la cumbre?
Respuesta.El resultado ha sido positivo. Se ha fijado para marzo la celebración de una gran conferencia de reconstrucción y se ha elegido el lugar adecuado, la sede de Naciones Unidas. Nos da tiempo a tener una verdadera estimación de los daños en el país. El reto de la reconstrucción no es un reto para volver a la normalidad de miseria en la que Haití vivía. Si ahora, habiendo medios, habiendo voluntad política no somos capaces de sacar a este país del círculo terrible de pobreza en el que lleva muchos años, nos jugamos la legitimidad frente a nuestras opiniones públicas.
P. Usted recuerda que Haití ya estaba sumido en la miseria. Pero el país recibió mucho dinero, sobre todo después de la crisis de 2004. ¿Qué ha fallado?
R. Se ha concentrado mucha ayuda demasiado dependiente de la comunidad internacional y para crear bases de desarrollo hay que crear fortalezas internas del país. No podemos cometer los errores del pasado. No podemos reconstruir las casas sin asentarla en una reconstrucción de infraestructuras sólidas.
P. ¿Cree que los donantes serán capaces de meter de lado sus intereses nacionales?
R. En Canadá quedó claro que si tenemos que abordar con eficiencia la reconstrucción en Haití tenemos que hacerlo conjuntamente. Hay que crear un fondo con una arquitectura en la que estén integrados el Gobierno haitiano, Naciones Unidas, los principales donantes, y hacer una buena planificación. El trabajo depende también de la transparencia de los fondos. Mantener el nivel elevado de esfuerzo depende mucho del apoyo de nuestras opiniones públicas y la transparencia es necesaria para mantener apoyo y credibilidad.
P. ¿No tendremos dentro de un año un informe sobre las promesas incumplidas?
R. Debemos poner en valor los elementos positivos. Nunca ha habido una respuesta tan rápida, tan solidaridad, tan generosa como con Haití. En dos semanas ya nos hemos reunido dos veces y nos hemos citado para la gran cumbre de Nueva York. También hay que subrayar el papel de República Dominicana, cuyas relaciones con Haití no siempre han sido buenas y que ha tenido una respuesta formidable. Hay factores positivos en los que podemos sustentar la esperanza. Tenemos que ser muy ambiciosos en el objetivo pero también muy humildes porque hemos fracasado.
P. España, como presidencia de turno de la UE, ha representado a la Unión en todas las cumbres. Pero la Alta representante, Catherine Ashton, ha sido criticada por no haber ido ni Haití ni a Montreal. ¿No cree que se debería haber estado más presente?
R. Esta crisis nos ha demostrado que tenemos que tener una política humanitaria común. Tenemos la obligación con el nuevo Tratado de Lisboa de hacer que la política humanitaria sea política comunitaria. También creo, como recientemente ha dicho Bill Clinton, que ha sido una suerte para la UE que la presidencia de turno le tocara a un país que tiene una vinculación tan fuerte con Haití. España es uno de los principales donantes y como presidencia de turno hemos hecho muy visible que la UE estaba allí. Dicho esto, indudablemente estamos en un momento difícil de entrada en vigor del Tratado de Lisboa, de puesta en marcha de una cohabitación entre una presidencia permanente y una presidencia de turno. Sabíamos que en los primeros meses se generarían algunos desajustes.

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