viernes, 29 de enero de 2010

Ayuda humanitaria, un método de trabajo

EL PAÍS, Bilbao, Vizcaya - 29/01/2010/ CARLOS MARTÍN BERISTAIN, (Profesor de Ayuda Humanitaria en la Universidad de Deusto) -

Pocas veces tenemos una oportunidad de leer en la prensa informaciones sobre una catástrofe que ayuden a entender la experiencia de la gente y superar los estereotipos que habitan en tantas noticias de urgencia como la que hemos tenido estos días de Haití. En 10 días de la tragedia los haitianos han sido cadáveres masivos enterrados con excavadora como en Ruanda, personas que lloran, caminan, roban, o incluso matan.

Por una vez, la información explica que hay líderes espirituales, que hay redes de apoyo, que hay gente como usted y como yo, que no son sólo objeto de socorro, que tienen dolores y duelos, y también ideas y propuestas, y una cultura que recoge las experiencias ancestrales y esperanzas de hoy en día. Las catástrofes que siguen a los desastres naturales expropian a la gente del control de sus vidas. De una vida que en tantos sentidos no lo era.



El terremoto de Guatemala en 1976 fue también el inicio de un fuerte movimiento indígena de reconstrucción de sus comunidades que puso en cuestión su marginación social. En el de México en 1985, la gente organizó un fuerte movimiento social y vecinal que tuvo un papel importante en el apoyo mutuo y en la denuncia.

Ojalá la ayuda humanitaria no pierda la perspectiva de que se trata de reconstruir casas y carreteras, pero también de reconstruir el tejido social. Y proporcionar a la población afectada, de forma tan dramática, una oportunidad de acompañar el dolor y enfrentar las consecuencias, pero también para transformar sus vidas.

Ahora se empieza a hablar de que se necesitará mucho tiempo, se necesita el apoyo para fortalecer las redes sociales, incluso las que han quedado diezmadas. La ayuda humanitaria tiene que ser un método de trabajo al lado de la gente. Ojalá, entre tantas urgencias, no se nos olvide.

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